Parece mentira, pero ya han pasado cuatro décadas desde que Megadeth irrumpiera con fuerza en la escena con Killing Is My Business… and Business Is Good!. Un debut que no solo redefinió el thrash metal en sus albores, sino que también canalizó toda la rabia, ambición y desquite de un joven Dave Mustaine recién expulsado de Metallica. Hoy, el disco cumple 40 años, y la banda anuncia —ahora sí, parece definitivo— su último disco y gira de despedida. Un cierre de ciclo que, aunque esperado, no deja de impactar.
Una venganza con metralla
Aquel 12 de junio de 1985, el mundo conoció a un Mustaine con sed de revancha. Killing Is My Business… fue un puñetazo en la mesa, un “aquí estoy yo” tan violento como virtuoso. Era rápido, técnico, oscuro y lleno de mala leche. Mientras Metallica se sofisticaba con Ride the Lightning, Mustaine optaba por la crudeza. Y vaya si funcionó.
El álbum abre con “Last Rites / Loved to Deth”, una intro de piano siniestra que desemboca en una avalancha de riffs frenéticos. Le siguen temas como Skull Beneath the Skin, Looking Down the Cross o ese pedazo de versión de These Boots. Pero sobre todo destaca Mechanix, una de las joyas más rabiosas del álbum y el germen del The Four Horsemen de Metallica. ¿Casualidad? Para nada. Mustaine quería dejar su huella, y lo hizo a cuchillo.
El sonido del disco es sucio, desordenado a ratos, pero esa es precisamente parte de su encanto. No fue un álbum de producción millonaria ni de arreglos medidos al milímetro. Fue directo, salvaje y sin concesiones. Un disco con alma de garaje de vecindario y espíritu de guerra.
El legado de un debut sin filtros
Killing Is My Business… es una obra fundamental para entender no solo la evolución de Megadeth, sino la escena thrash metal en su conjunto. Su enfoque técnico y agresivo sentó las bases para discos posteriores como Peace Sells… o Rust in Peace, pero con una actitud más visceral, menos refinada. Aquí no hay política ni crítica social profunda: hay sangre, fuego y riffs endemoniados.
No es casualidad que el álbum haya sido remasterizado y reeditado varias veces, incluyendo una versión definitiva en 2018, The Final Kill, donde por fin recibió el tratamiento sonoro que merecía. Aun así, muchos seguimos volviendo al original. Por puro fetichismo, por nostalgia o porque simplemente hay discos que tienen ese “algo” que ni mil plugins pueden reproducir.
¿El final del camino? Megadeth se despide
Y justo cuando nos dábamos cuenta de que este disco cumple 40 años, llega la bomba: Megadeth ha anunciado su último álbum y una gira final de despedida. Según ha confirmado la propia banda a través de sus canales oficiales, este nuevo trabajo verá la luz en 2026 y vendrá acompañado de una gira mundial que servirá como colofón a una carrera de más de cuatro décadas.
No han trascendido aún muchos detalles, pero sí se sabe que será un disco conceptual, una especie de testamento sonoro y lírico que recogerá los grandes temas que siempre han obsesionado a Mustaine: la guerra, el control, la muerte, la religión, la política y, por supuesto, su propia biografía en clave metálica.
Lo que sí han dejado claro es que esta será su última gran gira, y que incluirá fechas por América, Europa y Asia, prometiendo un espectáculo “épico y definitivo”, con guiños a todas las épocas de la banda.
Conclusión: matar fue su negocio, y lo hicieron bien
Aquel joven pelirrojo furioso que hace 40 años nos gritaba que matar era su negocio, se despide ahora con la cabeza alta, dejando una discografía que ha moldeado el metal tal y como lo entendemos. Killing Is My Business… fue el primer acto de una obra inmensa. Ahora, con el telón a punto de caer, solo nos queda aplaudir.
Y si este va a ser el último disco… que truene como el primero. Porque Megadeth, aunque se vaya, ya es eterno.
Si te gusta Megadeth, nuestro compañero de redacción Nacho también realizó un artículo por los 30 años del discazo Youthanasia al que puedes echar un vistazo.